¿Cuál es el límite entre la ciencia y el arte?
Es una pregunta que se ha repetido constantemente Stolik. “Es un tema controvertible, ya que entra por un lado en el campo de los estímulos provocados por fenómenos físicos, y por el otro, en el de las sensaciones que experimenta el hombre ante dichos estímulos. “El arte es virtud, disposición y habilidad para hacer bien algún producto, sobre la base de un conjunto de preceptos y reglas. Representa el acto o facultad mediante los cuales el hombre, valiéndose de la imagen o del sonido, imita o expresa lo material o lo virtual, crea copiando o fantaseando. La ciencia refleja fundamentalmente el conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas, metódicamente formado y ordenado en una rama particular del saber humano”, explica. Interesado por satisfacer esas inquietudes, y en respuesta a una sugerencia de la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos (Citmatel), con la cual coopera desde hace tres años, Stolik elaboró una multimedia: Física y música. El material sobre los fundamentos físico-matemáticos y tecnológicos de la música tiene un enfoque básico y de actualidad para que sea utilizado por un rango amplio de usuarios. Su objetivo no es solo cognoscitivo, o sea, para entender en qué consiste físicamente la música, sino para complementarla y sobre todo, enriquecerla musical y tecnológicamente. “La multimedia comienza con la historia del primer instrumento musical, una supuesta flauta Neandertal, hecha en un hueso de oso joven, que data de hace más de 40 mil años, cuyo hallazgo sucedió en 1996, en Europa central; y termina con las últimas tecnologías, con las estaciones de trabajo y los software. Cada persona utiliza la parte que le resulta útil. Sirve para aprender una parte de la física que es constante en toda la disciplina, qué son las oscilaciones y las ondas, su propagación, los diferentes tipos que existen, a sabiendas de que la música tiene que ver con la onda sonora”. Uno de los genios que caracterizó la onda, mucho antes de que se supiera qué era matemáticamente, fue Leonardo Da Vinci, quien dijo en el siglo XV: “A menudo sucede que la onda escapa del sitio de su creación, mientras que el agua no, como las ondas que se forman en un campo de trigo por efecto del viento, donde las vemos correr a través del campo, mientras que las espigas permanecen en su lugar”.
“Efectivamente —explica Stolik en su multimedia—, las ondas en la superficie del mar o de un lago pueden recorrer grandes distancias sin que las partículas de agua realicen el recorrido. El movimiento ondulatorio proporciona una forma diferente en que la energía se mueve de un lugar a otro sin que las partículas realicen el viaje.
“Si a los muchachos que empiezan a estudiar oscilaciones y ondas se les llega con ese conocimiento a través del sonido y de la música, pues les es más fácil y atractivo. Para los músicos también es importante que aprendan los fundamentos, y sepan que para expresar los sentimientos se requiere de un componente científico-técnico”. Stolik está convencido de que los instrumentos acústicos son muy buenos y bonitos, pero la riqueza aportada por las nuevas tecnologías es indiscutible. “Si Bach o Beethoven hubieran tenido las facilidades que hay ahora, en vez de miles de composiciones, hubiesen hecho decenas de miles”. Lo mismo una sinfonía, que una conga, como la que compuso para el equipo de béisbol Industriales, es capaz de crear este físico con su sintetizador sampler. Se ha enamorado de esta tecnología, nacida cuando el hombre aprendió a hacer los sonidos de instrumentos acústicos y otros a partir de osciladores armónicos, de la electrónica, y después de grabar fragmentos de interpretaciones de diferentes instrumentos reales y manipularlos.
Entre las cuatro paredes de su estudio, este maestro de generaciones de físicos, aunque jubilado, comparte el tiempo que a veces se torna apretado: además de las clases que imparte sobre Fundamentos Físicos y Tecnológicos de la Música, pertenece al Grupo Nacional de Desarrollo de la Energía Fotovoltaica, e imparte conferencias sobre el estado del arte en esta materia. Pero una y otra vez vuelve a la composición, que le reserva nuevos placeres, como a un Orfeo moderno, que trocó la lira por un teclado inteligente.
Publicado por : Eric Tamayo 3°AV
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